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ASOREFEN

Asociación Regional de ex Funcionarios de ENAMI

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Las Silenciosas Muertes de la Refinería

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La fundición y refinería Las Ventanas abre sus puertas en 1964, dependiente de la Empresa Nacional de Minería (ENAMI). Desde el comienzo de sus labores, hasta 1990, los efectos ambientales eran notorios: aire de mala calidad, vegetación escasa, ecosistemas marinos contaminados, suelos erosionados, exceso de metales pesados, entre otros. Desgraciadamente, los más afectados fueron sus propios trabajadores.

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Durante varias décadas, los trabajadores del lugar contaron con una escasa seguridad laboral; la prevención de riesgos no existía, no se hacían exámenes de metales pesados y sólo se contaba con un policlínico, el cual era usado para tratar hasta los más terribles accidentes. Sus trabajadores, fieles funcionarios del Estado, siempre consideraron a la empresa nacional de minería como una familia, ya que no solamente trabajaban sino que también vivían en la zona.

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No bastó mucho tiempo para que aparecieran los primeros síntomas de años de contacto directo con metales: a fines de los años ochenta, se hace la primera denuncia. Pero la llegada de la democracia suponía un compromiso medioambiental más importante; se crea la Corporación Nacional de Medio Ambiente (CONAMA) con la que se intentó monitorear la fundición y otras empresas contaminantes. Ventanas fue declarada “zona saturada” en 1992, debido a la contaminación del aire con anhídrido sulfuroso y material particulado. La ley de Bases de Medio Ambiente, de 1994, pretendía que las empresas implementaran un plan de descontaminación un tanto ambiguo: no se restauraba lo dañado, sino que sólo se limitaban las emisiones de manera progresiva hasta llegar a niveles aceptables, lo cual no fue suficiente. Muchos trabajadores y habitantes de la zona estaban contaminados, quienes fueron notando, con el paso del tiempo, cómo todas las autoridades dejan a un lado el problema que los acongojaba. La fundición es traspasada en el año 2003 a la Corporación Nacional del Cobre (CODELCO), lo cual, para sus ex trabajadores, no significa nada, ya que realmente ellos siempre notaron desde el inicio la presencia de CODELCO en la administración de la fundición.

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Corre el año 2006, y entre ex-trabajadores de la fundición comenzaron a notar que muchos de sus compañeros habían fallecido ¿Por qué? Todas muertes derivadas del trabajo. Organizados por un ex-dirigente de la fundición, llamado Luis Pino Irarrázaval, deciden reunirse y formar una agrupación para protegerse surgiendo ASOREFEN: Asociación Regional de ex Funcionarios de ENAMI, fundición y refinería Las Ventanas. Esto marcó un antes y un después, pues, desde el inicio de la asociación, los trabajadores han buscado justicia, especialmente presionando para que la empresa se haga responsable y reconozca sus enfermedades como  profesionales, lo que permitiría que los afectados recibieran su indemnización y pensión de invalidez; algo, para ellos,  absolutamente necesario, ya que todos los gastos hospitalarios han corrido por cuenta de las familias. Sin embargo, esto no ha ocurrido porque significaría para CODELCO asumir su responsabilidad.

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Paralelamente, en ese año, un grupo de treinta viudas de  ex -trabajadores de la refinería también toma acciones legales judiciales. El caso fue llamado por la prensa “Los hombres verdes”, ya que sus maridos comenzaron a tener heridas con una coloración verdosa similar a la del cobre. Varios estudios realizados confirmaron los niveles altísimos de metales pesados en los cuerpos de los obreros, quienes se hicieron exámenes, además de la posterior exhumación de algunos cuerpos. Las familias afectadas están seguras del causante, pero la justicia no les ha dado la razón, por lo que muchos murieron sin tener respuesta.

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Para todos los implicados la situación es frustrante, especialmente para los ex-trabajadores de la refinería; sólo se busca justicia y pagar el daño hecho, pues fueron tantos años al servicio de una empresa estatal que es doloroso ver cómo esta se les da la espalda. Ellos guardan su antiguo contrato colectivo que los protegía de los mismos abusos que sufren actualmente y, realmente, sólo piden que dicho documento se haga valer; han pasado diez años desde el inicio de su agrupación y, pese a que profesionales de la salud han reconocido el origen de sus enfermedades, el Estado de chile ha ignorado una su petición y le ha restado validez.

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Actualmente, la lucha sigue para ASOREFEN, y la historia les ha dado la razón respecto a la contaminación de la zona; hechos emblemáticos como el de la escuela “La Greda” han demostrado que la intoxicación simplemente no afecta al que estuvo en contacto directo con las emisiones de partículas contaminantes, sino que a todos los que habitan la llamada “Zona de sacrificio”. Es por ello que es necesario hacer un cambio de manera urgente, no sólo por la deuda que el Estado mantiene con los ex -trabajadores y sus familias, sino que por el bien de toda la comunidad que sigue viviendo bajo una nube tóxica.

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Asociación Regional de ex Funcionarios de ENAMI (ASOREFEN)          

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